Olvés es la única localidad que mantiene con cierto sabor tradicional
la fiesta de los quintos de San Blas, que antiguamente estaba muy generalizada
en toda la comarca. Es una de las pocas localidades de la Comunidad de
Calatayud que conserva el derecho de romería a la ermita de la Virgen de Semón.
La fiesta
de los quintos se ha trasladado a un fin de semana próximo a San Blas y
participan también las quintas. Siguen cenando por la noche todos juntos el
tallo de longaniza y por la mañana salen a pedir los rollos, acompañados de la
rondalla. Termina la mañana con la procesión, misa y reparto de rollos.
Los
quintos, siete u ocho como máximo, eran los protagonistas de la antigua fiesta
el día de San Blas. Estaban toda la noche despiertos. Para aguantar bien,
cenaban en casa de alguno de ellos una sartenada de tallos de longaniza,
acompañada por un buen clarete, especialmente reservado para ese día. De
madrugada salían a la calle para pedir por las casas los rollos a las mujeres,
acompañados por la rondalla. Para colgarlos, iban provistos de dos horcas, que
casi siempre resultaban insuficientes para recoger todos. En la procesión con
la reliquia de San Blas los quintos llevaban las horcas con los roscones, siempre acompañados por la
rondalla. Después de la misa y de la adoración de la reliquia, invitaban a
comer los roscones troceados y ya bendecidos a todo el pueblo. Por la tarde se
organizaba baile en el salón o en alguna casa. El día siguiente era también día
de fiesta, el Día de la Abuela: se echaba algún vaso por las casas y se
bailaba.
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