El Carnaval, previo a la cuaresma, con los días de Jueves Lardero y martes de carnaval, el último día de la fiesta, como días estrella, era muy celebrado en la comarca hasta la prohibición franquista. En pocos lugares se mantuvo la tradición: Ateca lo camufló con el sinsentido de celebrarlo en plena cuaresma, Calatayud trasladó los disfraces hasta el día de Reyes... En la actualidad los carnavales se han ido recuperando como fiesta de máscaras y disfraces, pero han perdido uno de sus aspectos fundamentales: el floklórico en el que predominaba un tipo de canciones: las murgas que satirizaban la actualidad. Seguramente fue la sátira irreverente y no la fiesta profana lo que motivó la prohibición por parte del régimen, que tenía tanto miedo tanto a la una como a la otra.
En la
ribera del Ribota existía una gran tradición de murgas, canciones satíricas y
humorísticas, cargadas de crítica social. La cuadrilla de murgas de Aniñón
ensayaba en secreto los días anteriores en las bodegas para que la sorpresa de
sus letras al escucharlas los vecinos fuese total. Cantaban sus creaciones en
el Casino y en escenarios improvisados, siempre delante de un público que los
escuchaba con agrado. Se acompañaban de gaitas de caña, que les proporcionaba
el sonido típico del Carnaval.
Aniñón y Villalengua en concreto, tiene otra fiesta muy "murguera" la de matalavieja, que sí aguantó la prohibición franquista, en la que los niños van por las casas reclamando su colación coincidiendo con el carnaval.
Aniñón y Villalengua en concreto, tiene otra fiesta muy "murguera" la de matalavieja, que sí aguantó la prohibición franquista, en la que los niños van por las casas reclamando su colación coincidiendo con el carnaval.
Hasta el martes de carnaval iremos publicando algunas de estas murgas, no sólo del valle del Ribota, sino de otros lugares.
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