Cada
día por la tarde, cuando salían de la escuela, niños y niñas iban a buscar la
merienda a sus casas, para formar
seguidamente sus cuadrillas, que se lanzaban a jugar por las calles hasta la
hora de cenar. Merendaban chocolate con pan, a veces una rebanada de pan untada
con aceite o bien, sopetas, que
eran pan con vino, espolvoreado con azúcar. No estaban generalizadas las tareas
escolares, ni existían las actividades
extraescolares; la tarde era un tiempo privativo de los niños hasta que
empezaban a trabajar, un oasis de juego libre para una infancia despreocupada,
centrada sólo en sus relaciones entre iguales y sus creativos juegos.
Niños y niñas de Pardos, hoy un pueblo abandonado |
-Al salir de la
escuela, de Huérmeda:
Y al salir de la escuela a casa
me iré,
a jugar por las calles jamás me
detendré.
Niñas en fila, manos atrás,
y con paso firme nos vamos a
marchar.
Hemos concluido por hoy de
trabajar,
adiós, clase querida, nos vamos
a descansar.
Niños y niñas de la escuela de Montón |
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