En
Huérmeda empleban también otras retahílas para salvarse, como esta sencilla,
que se recitaba, “A una, una, sale la
luna, a quien le caiga la treinta y una”.
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Iglesia de Huérmeda |
-Entre
dos matas había dos conejos, de Huérmeda.
Entre dos matas había dos
conejos
el uno era blanco y el otro era
negro,
tanto que corrí no los alcancé
les tiré un tirito y a los dos
maté.
Pajarito rebonito
¿dónde vas tan verdadero?
a la era verdadera,
chis,
pun, fuera.
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