viernes, 20 de febrero de 2015

Velada alrededor del fuego (Arándiga)

Los momentos más intensos de transmisión  oral se desarrollaban en las trasnochadas de invierno junto al fuego. Se contaban una y otra vez las mismas historias, hasta que quedaban interiorizadas por los allí presentes. Una sencilla poesía que nos recitaron en Arándiga evoca con nostalgia este mundo desaparecido de comunicación verbal ante la lumbre.


Molino de Arándiga


-La velada alrededor del fuego, en Arándiga.

Cobijados por el hueco
de la espaciosa campana,
alrededor de la lumbre
mi familia se agrupaba.

Mi abuelo en un rincón,
enfrente mi abuela hilaba,
yo recostado en mi padre,
y mi madre con mi hermana
y sentado entre nosotros,
el pastor de la majada.

Ruido en el patio se oía,
“Ave María”, llamaban,
ya venían los vecinos
de algunas casas cercanas,
que venían a la mía
para pasar la velada.

Con el rosario en la mano
mi abuelo se santiguaba
y todos le hacían eco
en las cosas que rezaba
con voz monótona y triste,
que penetraba hasta el alma.

Después de la letanía,
se rogaba por las almas
de los parientes y amigos,
también por el bien de España.

Ya se terminó el rosario,
los rostros se espabilaban,
se encendían los cigarros
y se empezaban las charlas
y alguna vez en la lumbre
mi padre asaba castañas.

“Buenas noches nos dé Dios”,
mi abuelo se levantaba
y todos con gran respeto
“así sea” contestaban.

Luego juntos los vecinos
se marchaban a sus casas,
mi madre con un candil,
abajo los esperaba.

Qué lejos está aquello,
todo muere y todo acaba,
dicen los materialistas;
no es verdad,
eso no pasa,
eso es sangre y es aliento,
y es médula y son entrañas
de la tradición y herencia,

que recibió un día España.

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